Con la mirada puesta en 2026, el sector del alquiler turístico se perfila como uno de los más dinámicos en la economía vacacional. Estas son las tendencias clave que marcarán la diferencia:
- Crecimiento moderado, pero sostenido. Tras un periodo de recuperación post-pandemia, se espera que la demanda de espacios vacacionales únicos continúe creciendo, aunque de forma más equilibrada. Los viajeros ahora buscan experiencias de calidad más que volumen.
- Mayor estacionalidad “inteligente”. Más allá de la temporada alta tradicional, ganará terreno la reserva de “escapadas inteligentes”: fines de semana largos, puentes y mid-season. Esto obliga a adaptar tarifas y mínimos de estancia.
- Experiencias personalizadas y alojamientos premium. Los alojamientos que ofrecen servicios extra (check-in automatizado, experiencias locales, sostenibilidad) tendrán ventaja sobre los espacios genéricos.
- Flexibilidad obligada. Políticas de cancelación más flexibles, check-in/check-out más cómodos y soporte digital serán parte del estándar para captar al viajero informado y exigente.
- Marketing digital y reputación online como claves. Tener buena presencia online, reseñas sólidas y buen posicionamiento en OTAs marcarán quién lidera el mercado.
- Sostenibilidad y responsabilidad social. Los alojamientos que incorporen prácticas verdes, ahorro energético o impacto local positivo ganarán visibilidad y preferencia de los usuarios.
- Mayor competencia y diversificación geográfica. Zonas menos saturadas ganarán protagonismo; los gestores que sepan diversificar ubicaciones y canales tendrán ventaja.
- Gestión habilitada por tecnología. PMS modernos, automatización de tareas y conexión de canales continuarán siendo fundamentales para mantener rentabilidad y escalar operaciones.
Para aquellos que gestionan uno o varios alojamientos turísticos, la clave estará en adaptarse ágilmente, ofrecer valor añadido y anticipar al nuevo tipo de viajero de 2026: más consciente, más exigente, y deseoso de experiencias auténticas.